
La maquinación.
El guionista Brian Vaughan, padre de excelentes cómics como Y,the last man o Runaways, sigue en racha. Hace poco ha salido a la venta la recopilación de los primeros 5 números publicados por DC/Wildstorm de su obra más actual e inédita todavía en España, Ex Machina.
En pocas palabras: se trata de un thriller político-superheroico. Sí, sí, no me he equivocado. Aunque parezca totalmente abstracto –como mezclar agua con aceite– os presento un cómic que logra combinar a la perfección el género de superhéroes con la política (y no una política cualquiera, sino la norteamericana). A simple vista, esto parece difícil de plasmar. Juntar en un mismo cómic a tipos enfundados en mallas con enmiendas, elecciones, reuniones a las 8:00 de la mañana y proyectos de ley no es lo que podríamos llamar atractivo (véase la reformulación del Capitán América tras lo acontecido el 11-S). Sin embargo, el calvo de Cleveland lo ha conseguido.
Argumento: Mitchell Hundred, un ciudadano corriente pero concienciado con el respeto hacia la ley es herido por un aparato entraño y de procedencia desconocida. Al tocar dicho aparato, Mitchell adquiere los poderes para fabricar y comunicarse con CUALQUIER aparato o máquina electrónica. Acompañado de una especie de padre adoptivo ruso –Kremlin, una relación similar a la que mantienen Blade y Whistler– y de un agente del FBI, Rick Bradbury, Mitchell decide convertirse en un héroe de la ciudad de Nueva York conviertiéndose en The Great Machine (no confundir con Sex Machine, el personaje interpretado por Tom Savini en Abierto hasta el Amanecer). Sin embargo, por culpa de algunas intervenciones nada oportunas, decide colgar el jetpack que utiliza para desplazarse y se propone presentarse a las elecciones a la alcaldía de Nueva York. Y encima, las gana.
En este punto, vemos los entresijos y realidades de la política yankee (siguiendo de cerca la serie El Ala Oeste de la Casa Blanca), con unos diálogos como siempre dinámicos, ágiles, irónicos y, sobre todo, muy bien estudiados. En cuanto al dibujo de Tony Harris, cabe descatar su estilo realista (fotorealista), poniendo mucho énfasis en la gesticulación de los personajes.